22 oct 2014

Sensaciones matinales en el mercado de San Telmo


Por Nacho Fittipaldi

Entrar a Bs.As a las 7.45 AM tiene sus enormes ventajas. La autopista está despejada, el sol pega por detrás del auto y no de frente, las calles están empezando a poblarse, la brisa es fresca y no parece Buenos Aires.
Caminar desde el barrio de Barracas hacia San Telmo a esta hora de la mañana tiene un encanto escondido, hay que descifrar de qué se trata, es tal vez, caminar cuesta arriba en ese desafío breve, minimalista, que proponen las lomadas de esto que alguna fue barranca y río. Toparse con el mercado viejo de San Telmo tiene un encanto que remite a otros mercados, el mercado es una espesura del tiempo que remonta al pasado, esa cosa básica de comerciar sin que el lucro sea necesariamente un robo. Entro a desayunar. Alguien me ha dicho que hay un lugar bonito para eso, o lo leí en algún lado, o lo vi, o lo vi y después me uní a la recomendación.
Coffee Town es un lugar para tomar café y comer cosas ricas, elaboradas caseramente. Este bar, no es un bar pero cómo llamarlo, es un paraguas de dos metros de diámetro debajo de una cúpula gigante en el centro mismo del mercado. Es un paraguas debajo de una cúpula transparente, los rayos de luz se filtran como fusiles de menta que entibian la mañana.  El Coffe Town está en el medio de un pasillo en donde desembocan cuatro pasillos, es circular, pequeño, moderno, con pizarras que informan lo que hay para acompañar el café. La chica que atiende el bar, no es un bar, no es linda pero es tan joven que su frescura impacta, se cuela por el espacio que cabe entre sus paletas. El café es perfecto, la temperatura del agua es ideal, no es esa desafortunada calentura de agua con la que la mayoría de las cafeterías queman, más que sirven, el café. El sabor es amable, amargo pero no astringente, nada invasivo.

En cada uno de los extremos de los cuatro pasillos hay un puesto, desde acá veo los cuatro. En dos de ellos hay carnicerías, en el otro punto hay una quesería y fiambrería, hay quesos que nunca vi ni sabía que existían, en el ultimo ángulo hay una verdulería con una cantidad de productos poco frecuente. El tamaño de las frutas y su brillo, son motivo suficiente para alegrarse la semana. Cuatro mesas altas con sus banquetas a medida, otras cinco banquetas para tomar un café en la barra, es la disponibilidad del lugar, junto a ellas, los platos en los que descansa las tortas, escones, medialunas, maffins y alfajorcitos de maicena extra large. Café con leche y torta de canela eso que quiero. La verdulería, fiambrería y las carnicerías, cruzan sus sonidos como un diálogo adulto entre solo aquellos que se entienden.

Saco mi libro y me dispongo a leer mientras me doy cuenta que lo que sucede ahí es de una naturaleza rarísima, más atractiva. Hay que cifrar esta mañana. Al ratito veo que solo yo hablo español, me rodean dos tipos que hablan inglés, en otra mesa hay un alemán con pinta de Hitler se quedó corto, dos mujeres que hablan un idioma del demonio. Yo. A su vez las viejas del barrio empiezan a aparecer y a pulular entre los puestos, toman la fruta, la miran, la giran en sus manos, la desechan, toman otra, replican lo anterior, dame dos de estas, ¿cuánto es?, no tengo más chico, toma, mañana arreglamos, hasta mañana.

En esta esquina interna en donde está el Coffee Town, se cruzan los pasillos, los sonidos y los olores. Ruido de cuchillo contra la chaira buscando el filo ideal para trabajar sobre la carne fenecida, ruido del cuchillo que alcanzó el hueso, el sonido del carnicero batiendo huevos para preparar milanesas, ruido de fiambrera cortando 150 de jamón y 200 de queso. Olor de bananas y mango, volátil ante el olor de quesos, olor cruzado y a carne intenso, la cafetera que acompaña, el carnicero golpea con la masa la milanesa. Se suma el murmullo de idiomas no españoles. Hay membrillos/amarillos/brillantes. Limas en bolsitas de un kilo, frutas secas, nueces sin cascaras, huevitos de codorniz, nueces de Pecán caras como siempre, y hay, por sobre todos los productos, un gran silencio, estamos en Bolívar y Carlos Calvo y sin embargo, siendo las 8.30 Hs, no vuela una mosca. Ah, no hay moscas. Se escucha el diálogo entre puesteros, entre ellos y las viejas, entre los ingleses y hasta el resquebrajamiento de la cascara del huevo que fue a golpear el mármol para terminar dentro del bowl donde el carnicero sigue con las milanesas. Podría ser una feria de Púan o Chacabuco, a juzgar por la quietud del ambiente, el fresco de la mañana, pero no. El chillido de los frenos de un colectivo rompe la mañana, la voz de alguien que atiende un celular queda quieta en el aire y sube por la cúpula hasta llegar al exterior.

Cuelgan chorizos, morcillas, ananás y manojos de bananas, patas de ternera oreándose, faenadas con maestría por dos pibes que ni se hablan, el Coffe Town es una glorieta gigante casi trasparente, cuelgan salames, quesos, y chorizos secos. Ofertas del día con tiza blanca, alguien prende la radio pero a un volumen razonable, un cartel anuncia <<Forme una sola fila>>, salame de ciervo, camembert de oferta, ricota suelta $34 el kilo, <<No hay recortes, no insista>>. El tiempo ha comenzado a correr, la cantidad de gente va en aumento pero a una escala vecinal, amigable, querida. Los olores ya no se distinguen, ahora hay un solo olor. Pesado, fresco, quieto en la nariz, ese olor es, además, colorido, sabroso, salado y gotea dulce el ananá, mis ojos se quedan en unas berenjenas moradas brillosas como zapatos sin uso.
Hay plátanos, hay frutillas gigantes como casas rodantes, locoto fresco, locoto en polvo, pobre del hombre que coma locoto sin saber, un racimo de vidas es lo que se ve, una fruta rarísima llamada Chirimoya, es chilena y luce como una granada (la fruta digo) pero verde, según la vendedora su sabor es como la pera, <<pero a estas les falta madurar>>. Más tarde abrirán los puestos de muñecas antiguas, muñecas negras sin nombre, juguetes viejos de niños sin patio, puestos con mercadería a precios exorbitantes, señoras que pasan el día en el puesto intentando vender un objeto y astillas de su vida en cada objeto. Más tarde abrirán esos puestos y esta crónica perecerá, mas tarde todo asume otro cariz. ¿A quién se le ocurriría comprar guantes viejos ya usados?

9 oct 2014

Sin revolucion ni contrarevolucion dentro del kirchnerismo



Por Nacho Fittipaldi
Esta reunión de ideas parte de un escenario hipotético, no es antojadizo, es  probable, mezquino tal vez.
A saber:

  --Probablemente el candidato del FpV en 2015 sea Daniel Scioli.
  --Probablemente el presidente de la Argentina en 2015 sea Daniel Scioli.
  --El presidente que asuma en 2015, será el presidente de la crisis.

En lo económico
El último de los tres escenarios parte de los análisis y pronósticos sobre la economía nacional de aquí a la fecha de las elecciones y del 10 de diciembre de 2015 en adelante. En ese sentido, los peores augurios dan una coyuntura de crisis, pero no de catástrofe. Un conjunto de variables macro y microeconómicas, que no variaran de aquí a las fechas mencionadas, arrojan un mal escenario pero no el peor. La base de esa conjetura surge del análisis externo e interno.
A nivel externo el panorama es complejo, se sabe que hay crisis a nivel mundial y nada hace pensar que esa situación vaya a resolverse en el mediano plazo. Por otro lado hay un panorama muy preocupante en relación a la caída del precio internacional de los commodities. Por ejemplo, el precio de la tonelada de soja se derrumbó de U$S 560 en abril, a U$S 360 en septiembre. El flujo de comercio mundial también cayó producto de la crisis y ese escenario arrastró a Brasil, que venía desacelerándose, entrara en recesión con una contracción de su PBI del 0,9% durante el segundo semestre de 2014. A ese mercado van las principales exportaciones argentinas de origen industrial. Menudo problema.
En relación al sector financiero, hay escases de inversiones externas. Pese a que Argentina  llegó a un acuerdo con el Club de París, el CIADI, Repsol y el 92,3% de sus acreedores de deuda, el conflicto con los fondos buitres es una limitación concreta para las inversiones externas en dólares. Entre 2015 y el 2018 la Argentina deberá pagar U$S 15.500 millones, sin contar lo que se pagará al Club de París, Repsol, y sin saber cómo se resolverá el conflicto con los holdouts en 2015, evitando la clausula RUFO. Ese posible arreglo tiene un pliegue negativo y otro positivo. Por un lado incrementará el monto de pago de deuda en un número no conocido. Pero para tener una idea, Claudio Scaletta lo calcula en U$S 20.000 millones adicionales. Por otro, ese arreglo podría abrir el grifo, hoy corroído, de capitales externos destinados a sanear la cuenta corriente. Ese voluminoso calendario de vencimientos de  pago de deuda, es menos que lo que se pagará en 2015, pero igual erosionará las reservas del BCRA, problema que será tanto más grave cuanto menos divisas ingresen, sea por el conflicto con los holdouts, sea porque los sectores agroexportadores estoquean la cosecha esperando una devaluación.
En el plano local hay escases de dólares,  hay un enfriamiento de la economía, hay inflación. Todo ello provoca un  amesetamiento de los indicadores sociales, ya evidente. Gran parte de los economistas y periodistas especializados en economía coinciden en ese estado de situación. Lo que varía es la dimensión, la gravedad de ese escenario y sus consecuencias posibles.

En lo electoral 
Daniel Scioli es, hoy por hoy, el dirigente del FpV-PJ con la intención de voto más alta. En ese contexto, la estrategia electoral del FpV parece moverse a tres bandas:
Una opción es ir a las PASO y cruzar allí a Scioli con cualquiera de los otros candidatos del FpV: Uribarri, Domínguez, Randazzo o Rossi. Las encuestas de hoy, indican que el ganador sería, Scioli.
Otra opción es que CFK elija a dedo a un candidato de los antes mencionados sin ir a las PASO. Eso sería cometer un pecado, debilitaría enormemente al candidato ungido. Y asumiría un riesgo de inusual envergadura. Si CFK eligiera a dedo un candidato sin ir a las PASO (el que fuera) estaría exponiendo su liderazgo político post 2015, si ese candidato tuviera una mala performance electoral. Un candidato del FpV-PJ que no ganara las generales condicionaría ese rol de CFK. Un candidato del FpV-PJ que no supere el 35% de los votos, sería una tragedia de dimensiones, la responsabilidad recaería definitivamente sobre CFK.
Sin embargo, el principal interesado en fertilizar esta opción, tal vez sea el propio Scioli.
Hay una opción aún más alocada, negarle a Scioli la participación en las PASO como candidato del FpV-PJ y que vaya como candidato de otro espacio político.
A mi modesto e intrascendente entender, Scioli puede ganar en cualquier escenario, sobre todo si se da la primera opción y su candidatura es acompañada por el FpV-PJ. De ser así, accedería a las elecciones generales presidenciales con  Macri y/o Massa.
El escenario hipotético, no antojadizo, probable, mezquino tal vez, sería que Scioli (al igual que Massa y Macri) sería presidente en un contexto económico adverso, de crisis, tal vez de recesión. Una agudización de la situación actual, al menos en el período 2015-2017. Lo que quiero señalar es que a Scioli podría tocarle la mala fortuna de tener que gobernar condicionado, muy condicionado, por la situación económica y como consecuencia de ello, circunscribirse a un ámbito de acción más cercano al FpV, y su bagaje, que al liberalismo de centro-derecha en el que nadie duda, está ubicado el gobernador bonaerense.

En lo gubernamental
Si ese escenario económico se diera, me parece que esa escena sería una escenografía adversa a la naturaleza del propio Scioli y no del todo distante a los intereses políticos e ideológicos que el FpV persigue. Por primera vez se daría que la incomodidad de la coyuntura fuera capitalizada más por el FpV que por el propio Scioli. En un escenario de crisis como el que se atraviesa y prevé para el mediano plazo, Scioli estaría obligado a gobernar ante dos opciones, muy esquemáticas, por cierto.
En una, tendría que volcarse a la centro-derecha, prescindiendo de la intervención estatal, volcándose a la no lejana vertiente liberal de la economía, reduciendo la inversión pública, reduciendo la incidencia de la inversión pública en lo social y pagar ese costo. Para ello debería quebrantar el bosquejo de alianzas que, mal que mal, hoy lo contienen. Debería romper con todo el arco político que lo necesitó para  llegar a donde está hoy el FpV-PJ, pero también para sostenerlo a él mismo, sin molestarlo demasiado en su gestión gubernamental, proveyéndole de todos los fondos necesarios que su administración no le puede otorgar por incapacidad propia, y herencia acumulada, y que el poder ejecutivo nacional le provee a diario. Esto podría suceder si Scioli llega al poder por afuera del espacio FpV-PJ, si queda sin contención, libre de toda conducta partidaria.
Existe una segunda opción que está delimitada por la representación de alianzas con que acceda a la presidencia, en caso que lo haga. Si Scioli cierra filas con el FpV-PJ, si va a las PASO, y si gana, no tendrá otra opción que enfrentar el escenario económico haciendo uso de un posicionamiento político definido sobre la economía. La política administrando la economía con las herramientas del estado (y no a la inversa), ese legado hay que asumirlo. Scioli puede moverse hacia un lado u otro, sabido es que su convicción es la conveniencia, no su ideología. El dato es que pasado tanto tiempo desde que se señaló por primera vez que <<Scioli saltaría del bote>>, hoy su destino político ya no depende de él.
Es decir, lo que no va poder hacer es lo que viene siendo. No podrá hamacarse, no podrá titubear, no podrá cantar envido con 25 y esperar ganar de mano. No diseñará el Modelo de Desarrollo hoy inexistente pero tampoco podrá re-privatizar Aerolíneas Argentinas, ni las AFJP, ni eliminar la Asignación Universal, no podrá disminuir la inversión en ciencia y tecnología, ni podrá disminuir la inversión en educación. No podrá prohibir el matrimonio igualitario ni instaurar la pena de muerte. O en todo caso, no podrá hacerlo sin perder parte, o la totalidad, de la alianza establecida con la que llegó al poder. Scioli, es lo suficientemente listo como para permitirse eso. Después de tantos años de esperar para llegar a donde todo indica, llegará, hará lo necesario para mantener de su lado a la fuerza política que reconvirtió la historia contemporánea del país, que tiene poder de convocatoria, que tiene al grueso del sindicalismo del lado del gobierno que restableció los derechos de sus sindicalizados, que tiene la calle y la juventud en ella y que está con sus cuadros políticos habitando el corazón del estado.
Su futuro depende tanto de lo que el FpV quiera hacer con él de cara al 2015, como de lo que él haga con el FpV en caso de llegar a la presidencia, con su política, con su ideología, con su incipiente y vigorosa tradición.
Nadie espere de Scioli la contrarrevolución tan temida, esa empresa también requiere ciertas virtudes que él no ha esgrimido aún. Pero tampoco es de esperar que los otros candidatos del FpV-PJ hagan la Revolución que Néstor y Cristina no hicieron.
Después de todo, La Revolución es un sueño eterno…

6 oct 2014

Las pizzerías de BsAs tienen ese no se qué


Por Nacho Fittipaldi

Buenos Aires es esa ciudad en la que uno puede perderse sin que uno mismo se dé cuenta, caminar 15 o 20 cuadras sin encontrar una carnicería o una casa de deportes. Es esa inmensa urbanidad en la que a cada paso aparece una casona, un castillo, un patio, una placa que dice <<Acá vivió…>> o es ese plano cultural donde todas las expresiones artísticas conviven y que algo así como lo que llamamos cultura, sutura. Es una pizzería de las clásicas, es Avenida Corrientes un miércoles a las 15.30 Hs, atestada de gente que come porciones al corte. Hombres comiendo como panteras cebadas, beben botellitas de Coca Cola en dos tragos y salen a la calle como si acabaran de anunciar el Armagedón. Las mujeres que andan por acá están acompañando, no vienen por iniciativa propia sino para acompañar.  
Estoy solo, entro, busco una mesa para dos que no se completará. El mozo me indica una región de la pizzería en donde puedo sentarme, es una estructura rara. En la margen izquierda del salón comedor, así se llama, hay un banco largo de plaza que luce amurado a la pared, debe medir cinco o seis metros de largo y funciona como un asiento comunitario, en frente hay varias mesas y del otro lado una silla para cada mesa. Entonces un comensal se sienta en la silla y el otro se sienta en el banco que de seguro compartirá con tantos otros almorzadores. Me siento en el banco comunitario y quedo de frente al salón comedor. En el medio de la pizzería Güerrin hay un cartel que dice <<Salón familiar 1er piso>>. Son las 15.30 Hs y la pizzería revienta de gente. Pido una pizza chica y un chopp de cerveza tirada. Saco del maletín la sección de economía de un diario de los tildados oficialistas. Por las dudas me aburra, también saco la “Antología de crónica latinoamericana actual”, es un libro con las mejores crónicas escritas en los últimos años, en ese libro hay unas sesenta crónicas que van desde 1982 a 2012, son 50 escritores de los cuales conozco y he leído a no más de tres, es angustiante pensar en todo lo que no vamos a leer en nuestras vidas. Es angustiante que las distintas formas de violencia, conocidas algunas, invisibilizadas otras, ocupen gran parte de aquellas hojas.
Por sobre el vértice superior del banco comunitario, en la pared, hay un espacio destinado a la colección de fotos que toda pizzería clásica tiene. Muestran así el éxito de sus pizzas, la asiduidad de la farándula (en muchos casos exitosa sin evidenciar mérito alguno) reviste de prestigio al local. Allí se puede ver a un hombre que aparece en todas las fotografías, debe ser el encargado del local, no creo que el dueño esté aquí todos los días. Es rubio y alto, ojos azules, la piel blanquísima, luce una tremenda cara, linda por donde se la mire, su expresión fotogénica es la de <<hoy cago a un empleado>>. Aparece abrazado a Franchella, en otra foto junto a Carmen Barbieri, Alejandro Apo. El hombre con cara de hoy cago a un empleado aparece abrazado a Campanella, a Daniel Araoz, y a Vicky Xipolitakis que por su expresión parece haber tomado 6 litros de vodka con speed y un Ribotril entero, hay fotos de hoy cago a un empleado con Gabriel Schultz, con El Beto Alonso, con Gabriel Rolón, con Peteco Carabajal y con Lito Vitale que no parece muy contento. Finalmente el hombre con cara de hoy cago a un empleado aparece abrazado a otro hombre, peor que él, cuya expresión es, hoy cago a dos empleados, es Adrián Suar. Las fotos están en un costado, es un espacio pequeño, no es un mural, ha quedado por debajo de una repisa en la que lucen docenas de latas de palmitos que hacen las veces de decoración de la pizzería, en la pared de en frente, las latas de palmitos Cumaná son remplazadas por botellas de tomate triturado, y más allá, de durazno al natural. Están sobre una repisa, altas, fuera del alcance de un hombre promedio pero Luis Scola podría alcanzarles sin necesidad de esfuerzo alguno, las botellas y latas recorren todo el perímetro de las paredes de esta pizzería que, siendo las 15.45 Hs de la tarde es habitada y atravesada por un movimiento desorbitante de personas. 
A mi lado se sienta una pareja, él es un pibe de Pompeya, remera verde, sweater gris, jean negros y zapatillas All Star; ella es más conurbano, o, algún barrio porteño cuyas señas desconozco. Remera negra con inscripción de Masacre, por el hombro se le escapa, o deja escapar, el bretel rojo del corpiño. Ojala que lo tape pronto. Jeans negros, borceguíes a tono, pelo revuelto tipo gramajo, incomible. El mozo se acerca, saluda cordial, pregunta si deja la carta; él dice que sí, asume su rol de macho cabrío. En verdad el rol se lo da ella, lo da la personalidad de la piba que asumo debe ser bravísima. Él está obligado a asumir ese rol, qué va a hacer pobre flaco, se trata de evitar que después, en el medio de alguna pelea, le diga cagón, porteño de mierda, o puto aporteñado, o cualquiera de esas cosas que están tan a la vista. <<Traete una porción de faina y una de muza>>, dice él. El mozo no entiende el curso de las cosas y se lleva la carta. Entonces ella le dice al mozo que deje la carta ahí, que van a pedir otra cosa después y que lo que acaban de pedir es una entradita. Luego de comerse la entradita el mozo regresa a tomar el pedido. Mientras tanto al lado mío, del otro lado, a mi derecha, se sientan dos tipos. Yo quedo entre la parejitadesparejita  y dos  macho tipo mexicanotes o santiagueños. Uno de ellos es un hombre común en su aspecto, trabajador clásico, podría manejar un camión de transportes lácteos o laburar en una herrería; zapatillas Topper de lona, chomba azul gastada, la cabeza es de un tamaño desconsiderado para el útero que lo parió, como buen santiagueño el pelo es apenas una superficie áspera con forma deforme. Su acompañante da mas ex-futbolista, pelo negro con corte tipo marine from USA, flaco, fibroso, 1,76 de altura, camisa estampada en colores rositas, jeans ajustados marcando el bulto, cuádriceps prominentes y botas azules tejanas estilo Ricardo Fort que en paz descanse.
La parejitadesparejita pide:
- Traeme una porción de muza con salsa golf y palmitos; una de muza; y una con ananá y jamón -dice él sin vergüenza de la mesa de dulces que acaba de armar-. Es el turno de ella, va a pedir, con qué se despachará –pienso yo, el pedido de él es de timorato- Lo de la piba no puede ser un pedido, va a ser una sentencia judicial.
-   A mí traeme tres porciones de cebolla y queso –dice, y cierra la carta con cara de acá la que tiene huevos, soy yo, sin importarle si de ahí tienen que volver a la oficina con aliento a cebollas, o si se va a un telo, o vuelve.
Mientras tanto yo hago que leo, estoy más atento y es más interesante observar y escuchar lo que sucede alrededor que leer, al menos en estos lugares tan respetuosos de las distintas expresiones como el multiculturalismo australiano.
Los muchacho de al lado se han pedido una grande de muza, y grande acá, es muy grande, una coca para el ex-futbolista con bulto, birra en un vaso gigante como para licuado en la boca del santiagueño de Tijuana. Hablan poco, pero de golpe el ex–futbolista corta la mansedumbre con una intervención contundente, despedaza de un mordido la masa y la mozzarella, arroja:
- ¿Viste cuánto cobra Messi?
- Ni idea –responde el santiagueño de Tijuana mientras la mozzarella hace lo suyo-.
- 150 mil euros por día.
- ¿Quéééééééééééééééééééééééééé?
- Sí, lo que escuchaste, 150 mil euros por día. ¿Qué carajo hará con tanta guita? –yo intento pasar esa plata a pesos pero como soy pésimo para las cuentas en el aire y no sé a cuanto cotiza el euro retomo la atención en ellos.
- ¡Qué fantasma ese pibe! –no lo dice pero supongo que se refiere a Messi y el mundial-. 
El silencio vuelve a la mesa. En las otras mesas hay familias, en algunas adivino parejas e hijos con sus abuelos; en otras, abuelo, hija y nieto; oficinistas que salieron a encontrarse después de un mes sin verse; turistas italianos cotejando las diferencias entre su pizza y la nuestra, a mí la pizza de Güerrin no es la que más me gusta, prefiero la de El cuartito o La Rey; “turistas ingleses asaltados en Copacabana”; oficinistas bien vestidos pero como siempre y como todos los hombres, sin combinar las medias con el resto de la ropa. ¿Tan difícil es? Turistas desabrigados, con medias y sandalias, tipo franciscanos. Al lado se retoma el diálogo, el santiagueño de Tijuana pregunta:
- Cómo harán para que la muza quede así –la mozzarella de esta pizzería queda gratinada-. El ex futbolista con bulto, se lleva la mano justamente al bulto, cierra la mano sobre esa zona y hace un movimiento leve, responde:
- Tenes que hacer como con essssta, la sacas y la metes, la sacas y la metes.
Ambos ríen, el silencio vuelve a la mesa, se han comido una pizza gigante en veinte minutos, cotejan sus celulares por si hay nuevos mensajes de texto, casi no hablan. Es como si solo hubieran venido a comer, perdiéndose de tanto por ver y oír, y todo tan al alcance de la mano.